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domingo, 23 de diciembre de 2018

DESEOS NAVIDEÑOS


DESEOS NAVIDEÑOS

Quisiera esta Navidad
eliminar las maldades,
 ver un mundo muy feliz
sin odio, ni adversidades.
Ver niños enloquecidos
Corretear, jugando,
sin pensar en los horrores
los que le estén apenando.
Y escuchar  en los hogares
los villancicos sonar
guirnaldas coloreando,
el esplendor del hogar.
Y también en todo el mundo
ver sonreír a la  paz,
y no a misiles forzando,
la muerte negra y sagaz.
Y agarrados por las manos
veamos niños cantar,
ese cantar navideño
de sueños de su soñar.
Así, de manera cierta,
podamos de paz gozar
ufanos, feliz seamos,
viendo a los niños jugar.
Y año nuevo, sueño nuevo
con sueños de libertades
buena salud y trabajo,
lejos de las vanidades.
Al pasar los reyes magos
por esta faz de la tierra,
gritaremos  a la vez…
¡Vayan cesando las guerras!
A los que son gobernantes,
dejen necias fantasías
y nos miren como a humanos,
sin odios ni hipocresías.
Y que así de esta manera
seamos muchos mirando
a esa estrella luminosa,
¡La que está felicitando!
Hoy yo quiero desear
con mi sencillo romance,
que tengáis felices fiestas,
libres de ningún percance.

Autor: Pablo Grados Tapia.
(Poema protegido)


miércoles, 14 de agosto de 2013

REFLEXIONES


DESDE MIS RECUERDOS
"Reflexiones"

I
Desde mi recuerdo presente
en mi largo caminar,
se pasean por mi mente;
pensamientos al soñar.

Yo que dormí con las flores,
allá, en la fértil cañada,
ignorando los sinsabores;
que la vida me guardaba.

A mis tiernos once años,
ya dejé mi dulce hogar,
no tuve, niñez sino, daños;
ni recuerdos, en que soñar.

No tuve libros ni escuela:
y tampoco dulce niñez,
sintiendo voy las secuelas;
de aquel evento, tal vez.

Si fuera parcial el destino,
y noble su realidad,
yo hallaría en mi camino;
dulzura y no falsedad.

Por sendero polvoriento,
camina lenta la humildad,
arrastrada por el viento;
como vela en tempestad.

Recordando de mi vida,
en este no dulce paseo,
no deja de sangrar la herida;
ni ya en el destino creo.

Porque no hay ninguna flor,
que no sufra y se marchite,
ni habrá vida sin dolor
ni muerte que no, lo quite.

De la vida el equilibrio,
al ser cauto has de encontrar;
no esperes nunca el alivio
ni hombro donde reposar.

¿Tendré en la tumba oscura,?
¿El merecido reposo?
que la vida y su locura;
me tildaron defectuoso.

De mi saber y experiencia,
del hacer de mis locuras,
hallé el don de mi conciencia;
y el mal de mis desventuras.

NOTA:

En este primer poema, cada verso de este es la terminación de estrofa
Del otro poema. Véase

Desde mis recuerdos presentes = a <Desde mis recuerdos presentes>
Ejp. 1º. Verso del primer poema
       4º verso de la 1ª. Estrofa segundo poema y así  hasta el final.


"Reflexiones"

II
Cuando mi brega constante,
ya cansada se resiente,
siento el reto penetrante;
<desde mi recuerdo presente.>

Recluido en la atalaya
dando rienda a mi pensar,
surge entonces la muralla;
<en mi largo caminar.>

Los recuerdos contraídos,
de mi lucha omnipotente,
vencidos y sometidos;
<se pasean por mi mente.>

Me hacen pícaro, guiño,
y se quieren despertar,
y están en mí, desde niño;
<pensamientos al soñar.>

Yo siento tierna dulzura,
cuando aspiro tus candores,
bella y dulce natura;
<yo que viví con las flores.>

Donde crecí, y me crié,
bajo tu atenta mirada,
donde mi niñez se fue;
<haya en la fértil cañada.>

Desde mi niñez temprana,
día que marcas albores,
en la brega cotidiana;
<ignorando los sin sabores.>

Porque de vivir son dones
en necia mente cerrada,
ignorando reflexiones
<que la vida, me guardaba.>

Cuando lejos de mi hogar,
sin saber de los engaños,
tuve que empezar a luchar;
<a mis tiernos once años.>

Fui buscando saciar mi sed,
de uno, a otro, lugar
sin conocer la niñez;
<ya deje mi dulce hogar.>

A lo largo del camino,
fui sufriendo desengaños,
por culpa del mal destino,
<no tuve niñez sino daños.>

De la vida solo cachetes,
con mala suerte al jugar,
yo nunca tuve, juguetes;
<ni recuerdos en que soñar.>

Es corto y débil mi saber,
aunque me aflija y me duela,
pues poco pude aprender;
<no tuve libros ni escuela.>

No se que es llanto de niño,
o bebí mi llanto tal vez,
no tuve mucho cariño;
<y tampoco dulce niñez.>

A la orilla del arroyo,
allí mi lágrima primera,
se ahogo sin el desarrollo;
<sintiendo voy las secuelas.>

Si mis lágrimas se perdieron,
sin encontrar su madurez,
¡Quizás? es que se escondieron;
<de aquel evento,¡tal vez!.>

En aquella noche oscura,
la que cerro mi camino
no habría tenido negrura;
<si fuera parcial el destino.>

De mis tiernos pensamientos
casi pedían piedad,
dulces los sentimientos;
<y noble su realidad.>

En tan insensata porfía:
de paso lento y cansino,
y más penas que alegría;
<yo, hallaría en mi camino.>

Más también pude encontrar,
tras mi oscura soledad,
de mis sueños al soñar;
<dulzura y no falsedad.>

Después de verlas yo crecer,
perdidas en el laberinto,
vi, a mis penas trasponer;
<por sendero polvoriento.>

Que la sencillez es muda,
Diosa, de la serenidad,
tras la soberbia desnuda;
<camina lenta la humildad.>

Si del corazón la herida,
la rinde el sentimiento,
es embarcación perdida;
<arrastrada por el viento.>

Así mi vida ahogada,
tras mi juvenil soledad
por el viento desgarrada;
<como vela en tempestad.>

Claveles, fueron madurando,
en el humor de la herida;
pero se fueron llorando
<recordando de mi vida.>

¡Ay! de la suerte malvada,
oráculo del mal deseo,
en la noche sosegada;
<en este no dulce paseo.>

Ni mis pensares son dudas
ni mi mente esta tullida,
ni flojas, las ataduras;
<no, deja de sangrar la herida.>

Yo no imploro a Sol, naciente,
y ningún milagro deseo,
no me siento penitente;
<ni ya en el destino creo.>

Yo soy el peregrino aquel,
que perece por el amor,
como perece el clavel;
<porque no hay ninguna flor.>

No hay en el mundo razón
que felicidad permite,
no hay eterno mal de amor;
<ni muerte que no, lo quite.>

Que en el largo caminar,
ha veces hallé, yo alivio
pero no pude encontrar;
<de la vida el equilibrio.>

Que la puertas sin cerrojos,
difícil son de franquear,
y lágrimas en tus ojos;
<al ser cauto has de encontrar.>

No esperes bien de la flores
que mueren por su delirio,
y de los males de amores;
<no esperes nunca el alivio.>

De aquel lejano temor
aunque quede el recordar,
cuando no tenía amor;
<ni hombro donde reposar.>

Yo no me doy por vencido,
soy optimista sin mesura,
pues reposo merecido;
<tendré en la tumba oscura.>

Pues tras la lucha cabal
el hombre sabio y juicioso,
ha de encontrar al final;
<el merecido reposo.>

Siempre me libré de aquel,
que me ofreció, mala hechura:
pues no hay cosa mas cruel;
<que la vida y su locura.>

Me rió de la insensatez,
y no me siento bondadoso,
porque el destino a su vez;
<me tildó defectuoso.>

De en esta vida luchar,
he de encontrar la ciencia,
hoy me quiero aprovechar;
<de mi saber y experiencia.>

Mi floreciente memoria
quiere salvar las dudas,
por si tropiezo con la gloria;
<del hacer de mis locuras.>

Tanto me ha tocado vivir,
que cansada mi paciencia,
entre tanto ir y venir;
<hallé el don de mi conciencia.>

Tras el tiempo la sensatez,
le dio a mi alma venturas,
curé mi ansia y mi sed;
<y el mal de mis desventuras.>
***
(Poema de mi libro “CAMINO DE LUZ”
Que fue publicado en el año(2005)
Todos los derechos están protegidos
Por el copyright del autor y del libro)

Deposito Legal: B-16605-05

                         Autor: pablo Grados tapia